3 de enero de 2009

TRABAJO Y CUMPLIMIENTO ES MI LEMA

Desde los comienzos de mi vida laboral siempre he sentido un gran respeto, y un valor incalculable en defensa de mi desempeño.
Mi bandera fue el "cumplimiento" y mi deber el "compromiso"
Para iniciar un proyecto de vida cada cual marca sus metas, que unas serán alcanzables y otras no. Pero lo que no debe omitirse nunca es el afán y el valor del trabajo bien hecho, porque en el mismo se basa todo un cúmulo de ambiciones y el sustento del un amplio abanico de oportunidades para seleccionar el futuro positivo. Con más o menos tiempo, he pasado por 8 empresas de distinto nombre. Unas de similar tipo de producción y otras bastante diferente, pero no fue obstáculo para defender con empeño y eficacia mis cometidos. Es cierto que todos los comienzos exigen mayor sacrificio de entrega y cumplimiento, sin reparar que sea o no recompensado. Como no podía ser menos, pasé por esa etapa hasta que poco a poco me fui superando en conocimientos profesionales, aunque cuando creía que sabía algo, me daba cuenta de lo mucho que ignoraba. Pero pensaba en la ley de la vida natural, así de simple y fácil comprensión. Si el hombre del campo planta un árbol en buena tierra, luego sólo hay que cuidar de su crecimiento y el fruto madurará en su tiempo. En todas las empresas, creo haber dejado buena imagen, aunque mi recuerdo no es igual de positivo, porque en todo camino siempre hay un bache o un obstáculo para tropezad, ya que al pasar de una ocupación a otra no todo es fácil ni llano. En algún momento comprobé que algún compañero era poco fiable, al intentar aprovecharse de mi buena fe para su beneficio sin reparar en complicar mi estado emocional y mi rendimiento, lo que no les fue posible dado mi perfil de comportamiento. Pero eso es lo menos importante ya que en el lado positivo quedó una gran lista de amigos con los que compartí buenos momentos, de los que guardo gratos recuerdos.
Pero al llegar a la estación final de un largo viaje marcado por una activa vida laboral, si vuelvo la vista hacia a tras, compruebo en un breve repaso, que muchos compañeros ya se bajaron del tiren de la vida en alguna parte. Otros tomaron vías distintas y seguro que disfrutarán de los placeres de una jubilación bien merecida. Pero lo más evidente es que el recuerdo de las personas con las que he compartido dedicación y efectividad laboral quedan cada vez más separadas en el tiempo porque es muy complicado mantener viva la presencia de un inmenso abanico de gente digna de sentarnos en una larga mesa de encuentro. No quiero alarmar como que esta sea la etapa triste de la vida como una tarjeta roja de expulsión. Busco el lado positivo dando gracias a Dios por permitirme que siga pensando, haciendo análisis de mi historia laboral y sin perder el valor y el cariño que recibo a las persona que unen en familia y proximidad.